Muchas veces sentimos que algo nos falta, tenemos cierta incertidumbre, ansiedad, deseos y muchas ideas dando vueltas en nuestra cabeza. Buscamos por todos lados algo que nos complete o nos haga sentir feliz y no lo encontramos. En ocasiones conseguimos felicidad momentánea, pero todo termina ahí.
El razonamiento es la actividad cerebral que más inquieta nuestra vida. El pensamiento negativo se activa con el razonamiento, queriendo encontrar una respuesta a lo que estamos enfrentando.
No te bases en las circunstancias, ya que eso te hará razonar y el razonamiento te aleja de la fe, pues pones tus ojos en lo que sucede y no en lo que está haciendo Dios en esa situación en específico.
¿Será quizás que estás buscando la felicidad en todo, menos en donde debes? ¿Crees poder encontrar la paz por tu cuenta y de manera rápida y sencilla? ¿Estás tan desesperada que tienes prisa y razonas qué es lo que te podría hacer feliz y así poder acabar con la incertidumbre o tristeza?
¿Te has preguntado: en dónde puedo conseguir amor, consuelo, cariño, comprensión? ¿Cómo puedo encontrar lo que me falta? ¿Cómo puedo encontrar la felicidad y el gozo? ¿Cómo puedo sentirme bien a pesar de lo que vivo? ¿Se podrá ser feliz a pesar de las circunstancias que estoy enfrentando?
En Dios, en Jesús y en el Espíritu Santo está todo. Es en la Trinidad en quien encontramos ese amor que necesitamos, ese cariño, esa comprensión. Lo único que necesitamos es caer profundamente en ese amor que nos hará sentirnos felices, es Dios quien suple nuestra necesidad de ser amadas, ser atendidas y comprendidas.
Para enamorarse de alguien es cuestión de tiempo, de conocerse, convivir, hablar y compartir sentimientos y pensamientos; también es saber escuchar, dedicarle tiempo a la persona. El amor no ve sus propios intereses, es cuestión de ver cómo puedes agradar y hacer feliz a esa persona, y así como te enamoras de una persona, así es como te enamoras de Jesús. Las personas tendemos a decepcionar o equivocarnos por causa de nuestra naturaleza humana. Sin embargo, Dios no nos decepcionaría, porque Él es amor. No podemos esperar todas estas cualidades en alguien de naturaleza humana y aun pensar que nunca se equivocarán.
Pablo nos enseña en la Palabra la manera de amar. 1 Corintios 13:4: El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Este es el tipo de amor que Jesús tiene por nosotros.
Así como Dios nos ama, así es como debemos amar también nosotros, así es como debemos de tratar a nuestra pareja, a nuestra familia y a aquellos que nos rodean. Ese es el mandamiento que Dios nos dio. Cuando nuestra pareja se equivoca, no podemos restregarle la falta, sino perdonar y seguir amando, dejar atrás la ofensa y no juzgar. Corintios dice: Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Es importante estar conscientes de qué se puede soportar y hasta dónde. Más adelante hablaremos de la consejería y de cómo es importante hablar ciertas cosas y pedir consejos antes de tomar decisiones. Cada caso es diferente; habrá casos en los que se podrá sufrir, perdonar y soportar, pero habrá casos que no; por eso es importante estar rodeada de personas de fe y tener consejeros sabios y prudentes, pero sobre todo, saber que de Dios obtendremos el mejor consejo.
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